Shujaa Graham
Ocho años en varias cárceles de California (1973–1981), cinco de ellos en el corredor de la muerte.
Años 50 del siglo XX. Luisiana. Shujaa Graham es hijo de aparceros negros que trabajan en los campos de algodón del sur donde reinan el racismo y la segregación. Con once años se traslada con su familia a la zona de Compton–Watts de Los Ángeles, probablemente la peor zona de la ciudad en términos de violencia y pobreza. Ahí se une a las pandillas del barrio y empieza a tener problemas con la justicia. Pasa toda su adolescencia entrando y saliendo de centros de menores, hasta que cumple 18 años y es condenado a cinco años de prisión por robo. Le encierran en la Prisión Estatal de Soledad. En el furgón camino de la cárcel Shujaa se sienta junto al activista negro Yassin Mohammed. Enseguida entablan amistad y oye hablar por primera vez de Martin Luther King y de Malcolm X. En prisión aprende a leer y a escribir. Estudia historia y política y se acaba convirtiendo en un líder del creciente Movimiento Negro dentro del sistema penitenciario de California, que lucha contra el racismo, por la justicia y la educación y para que los presos negros se unan contra la brutalidad de los guardias blancos.
En 1973 es trasladado a la cárcel de Stockton, donde a los pocos meses de llegar se produce un motín en el que un vigilante es apuñalado mortalmente. Graham y un compañero, Eugene Allen, son acusados del asesinato. En un primer juicio, el jurado no puede determinar su culpabilidad, pero en un segundo juicio son declarados culpables y sentenciados a morir en la cámara de gas de la prisión de San Quintín. Shujaa pasa los siguientes cinco años en el corredor de la muerte de San Quintín. Los seis primeros meses aislado. Protagoniza protestas y huelgas de hambre sin ningún resultado hasta que, milagrosamente, dos estudiantes de secundaria aparecen en la cárcel dispuestos a ayudarle. Habían asistido al juicio y estaban recaudando dinero y trabajando para que se reabriera su caso. En 1979, la Corte Suprema de California anula su condena alegando que todos los posibles jurados afroamericanos habían sido rechazados por el fiscal del distrito durante el segundo juicio. Había sido juzgado por un jurado 100% blanco.
Shujaa es trasladado a la cárcel del condado en espera de un nuevo juicio. Para entonces está en un estado de alerta casi paranoico y no confía en nadie. Todo cambia cuando llega una nueva trabajadora a la prisión que poco a poco comienza a ganarse su confianza. Phyllis Prentice es una enfermera blanca de buena familia, que en la universidad se da de bruces con los movimiento anti–Vietnam, con Martin Luther King y con los movimientos de mujeres del 68. Ahí comienza su activismo político y social. Trabajando en la prisión se enamora de Shujaa y comienzan una historia de amor clandestina.
Cuando tiene lugar el tercer juicio, este acaba sin un veredicto unánime del jurado. Para entonces Phyllis ya ha dejado el trabajo en la prisión y se dedica a tiempo completo a trabajar por su liberación. Finalmente, en un cuarto juicio, ante la ausencia de pruebas incriminatorias, Shujaa es declarado inocente. Es puesto en libertad en marzo de 1981.
Shujaa y Phyllis se mudan a San Francisco donde comienzan una vida juntos y tienen tres hijos. La convivencia no es fácil. Shujaa ha dejado dentro de la cárcel a muchos compañeros y esto le supone una dura carga psicológica. Las secuelas que acarrea después de su paso por el corredor de la muerte le hacen difícil reinsertarse en la sociedad. Decide aprender jardinería y montar su propia empresa porque no soporta trabajar en sitios cerrados. Phyllis vuelve a ejercer de enfermera, ya fuera de prisión. Hoy viven en Maryland. Han tenido tres hijos y varios nietos. Juntos han seguido trabajando activamente contra el racismo y por la abolición de la pena de muerte.
35 años después de su liberación, Shujaa Graham y Phyllis Prentice reúnen en su casa a sus tres hijos y a sus seis nietos para celebrar la cena tradicional del día del padre: cangrejos picantes con mantequilla líquida. Maryland, junio, 2016.
Shujaa Graham. Fotografía escolar. Lake Providence, Louisiana, 1959–1960.
Lee Graham y Ophelia Graham, los abuelos de Shujaa en su casa de Lake Providence, Louisiana. Hacia 1980.
Phyllis y Shujaa pocos días después de la liberación de Shujaa. California, 1981.
Panfleto editado por el Comité para la Defensa de Graham y Allen, formado en los años 70 en San Francisco para luchar por su liberación. En el que se puede leer: Eugene Allen y Shujaa Graham son dos jóvenes negros que han estado luchando contra el racismo y la brutal opresión del sistema americano. En estos momento se encuentran encerrados en el corredor de la muerte de la prisión de San Quintín, habiendo sido erróneamente condenados por el asesinato de un guardia de prisión en el correccional de Deuel en California el 27 de noviembre de 1973.
Shujaa riega el jardín de su casa de Takoma Park. Maryland, 2016.